Carlomagno, también conocido como Carlos I, fue un rey franco que gobernó desde el año 768 hasta su muerte en el año 814. Durante su reinado, logró expandir significativamente los territorios del Reino de los Francos a través de una serie de conquistas y acuerdos diplomáticos.
Una de las primeras conquistas de Carlomagno fue la incorporación del Reino de Lombardía, ubicado en la península itálica. En el año 773, lideró una invasión militar exitosa que resultó en la derrota y captura del rey lombardo Desiderio. Con esta victoria, Carlomagno se convirtió en el rey de los lombardos y añadió su territorio al Reino de los Francos.
Después de asegurar su dominio en Italia, Carlomagno se dirigió hacia el este y llevó a cabo campañas militares exitosas en los territorios controlados por los sajones. Este conflicto duró varias décadas, desde finales del siglo VIII hasta principios del siglo IX, y resultó en la anexión de gran parte del territorio sajón al Reino de los Francos. Carlomagno estableció una administración eficiente en estas nuevas tierras y promovió la cristianización de los sajones.
Además de sus conquistas en Italia y Sajonia, Carlomagno también llevó a cabo campañas militares en otras regiones, como Baviera y la actual Austria. Logró someter a los duques bávaros y extendió su autoridad sobre estos territorios. Asimismo, expandió su influencia en el sureste de Francia, en la región conocida como Provenza.
La consolidación de su imperio también incluyó la anexión del Reino de Aquitania, un territorio ubicado en la región suroeste de Francia. Carlomagno derrotó al último rey de Aquitania, Waifer, en el año 768 y absorbido su reino dentro de sus dominios.
Además de sus conquistas militares, Carlomagno también expandió su imperio a través de alianzas matrimoniales y acuerdos diplomáticos. Fue reconocido como el primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800 gracias a su alianza con el Papa León III. Este título le otorgó una mayor legitimidad y autoridad sobre sus dominios.
En resumen, Carlomagno llevó a cabo una serie de conquistas y adquisiciones territoriales que expandieron significativamente los dominios del Reino de los Francos. Sus victorias militares en Italia, Sajonia, Baviera y Aquitania, así como sus alianzas diplomáticas, le permitieron establecer un vasto imperio en Europa Occidental y consolidar su poder como uno de los líderes más influyentes de la Edad Media.
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