11.1 Enciclopedias, museos y cultura de demostración
Orígenes y evolución de las enciclopedias científicas
La idea de recopilar conocimiento en un solo volumen o en una serie ordenada se remonta a la antigüedad, con obras como la
Naturalis Historia de Plinio el Viejo (c. 77–79 d.C.). Sin embargo, el concepto moderno de enciclopedia científica emergió con mayor fuerza
durante la Ilustración.
En 1728, Ephraim Chambers publicó la primera edición de la Cyclopaedia, o un “diccionario razonado de las artes y ciencias”.
Su obra sirvió de modelo para numerosas ediciones posteriores. En Francia, Denis Diderot y Jean le Rond d’Alembert comenzaron en 1751
la monumental Encyclopédie, ou dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers. Publicada en 35 volúmenes hasta 1772,
constituye un hito: reunió a más de 150 colaboradores, entre ellos Voltaire, Rousseau y Montesquieu, y sistematizó conocimientos en física,
química, matemáticas, biología y tecnología.
En Gran Bretaña, la primera Encyclopaedia Britannica apareció en 1768 en tres volúmenes para su undécima edición (1910–1911)
ya contaba con más de 29 volúmenes y casi 40nbsp000 artículos, gracias a aportaciones de figuras como Lord Rayleigh y Ernest Rutherford.
En España, destaca la Enciclopedia moderna (1851–1855) de Francisco de Paula Mellado y Manuel Vidal, con 34 volúmenes, que
incorporó avances de la física de la época, la termodinámica nasciente y descripciones detalladas de artefactos industriales.
El impulso enciclopédico no se limitó al siglo XVIII y XIX. A lo largo del XX surgieron proyectos representativos, como la
Encyclopedia of Chemical Technology (1950–1965) de Ullmann y el proyecto de la Encyclopaedia of Mathematics de la
editorial Springer (ediciones comenzadas en 1977). En la era digital, Encarta (1993–2009) de Microsoft y la Wikipedia
(lanzada en 2001) transformaron radicalmente el acceso y la actualización del saber científico.
Museos de historia natural y de ciencia: vitrinas del progreso
Paralelamente a las enciclopedias, los museos se convirtieron en depósitos y escaparates de conocimiento tangible. El
Ashmolean Museum en Oxford abrió sus puertas en 1683, acogiendo colecciones de minerales, fósiles, instrumentos
ópticos y curiosidades naturales donadas por Elias Ashmole.
En 1753, el Parlamento británico fundó el British Museum, cuyas colecciones iniciales incluyeron antigüedades clásicas
y especímenes naturales. Con la Revolución Francesa, en 1793 se creó en París el Muséum national d’Histoire naturelle,
donde Georges Cuvier y Étienne Geoffroy Saint-Hilaire sentaron las bases de la anatomía comparada y la paleontología.
El siglo XIX marcó una expansión global de museos de ciencia y técnica. En Estados Unidos, la Smithsonian Institution
(1846) en Washington D.C. incorporó durante sus primeros años grandes colecciones de especímenes naturales enviadas por exploradores
como Charles Pickering. En Londres, el Museo de Historia Natural se independizó del British Museum en 1881, exhibiendo
esqueletos de dinosaurios (Megalosaurus y Iguanodon) que cautivaron al público.
En España, el Real Gabinete de Historia Natural se fundó en 1771 bajo el reinado de Carlos III. Con el tiempo dio paso al
Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid (actualmente ubicado en el parque de El Retiro), donde se conservan
miles de especímenes botánicos y zoológicos, y colecciones de minerales que datan del siglo XVIII.
Año | Institución | Ubicación |
1683 | Ashmolean Museum | Oxford, Reino Unido |
1753 | British Museum | Londres, Reino Unido |
1793 | Muséum national d’Histoire naturelle | París, Francia |
1846 | Smithsonian Institution | Washington D.C., EE.UU. |
1881 | Museo de Historia Natural | Londres, Reino Unido |
1771 | Real Gabinete de Historia Natural | Madrid, España |
Cultura de demostración: salones científicos y espectáculos públicos
Desde el siglo XVII apareció la costumbre de exhibir experimentos ante audiencias: Robert Boyle, en sus Lectures and Experiments
(c. 1660), organizaba demostraciones para nobles y eruditos en Oxford y Londres. La Royal Society extendió esta práctica mediante
reuniones semanales con presentaciones de fenómenos eléctricos, ópticos y químicos.
En 1825, Michael Faraday inauguró las célebres Christmas Lectures en el Royal Institution de Londres, con series anuales
que combinaban rigor científico y espectáculo visual. Sus demostraciones de inducción magnética y corrientes eléctricas atrajeron a
cientos de espectadores y alentaron vocaciones científicas.
El fenómeno de la cultura de demostración se consolidó en las Exposiciones Universales: la Gran Exposición de Londres en el Crystal Palace (1851)
reunió 100nbsp000 objetos de más de 15 países, con máquinas de vapor, locomotoras y aparatos de telegrafía. En 1889 la Torre Eiffel
se erigió como pieza central de la Exposición Universal de París, donde se presentaron miles de innovaciones en química industrial
y nuevas aleaciones de acero.
En 1893, la Feria Colombina de Chicago exhibió la primera turbina de gas de Nikola Tesla y avances en radiografía se estiman 27 millones
de visitantes durante seis meses.
Impacto social y educativo de enciclopedias, museos y demostraciones
La expansión de las enciclopedias y revistas científicas (como Nature, fundada en 1869, y la francesa Comptes rendus
de la Academia de Ciencias, desde 1666) democratizó el acceso al saber. Bibliotecas públicas se instalaban en ciudades y
universidades de todo el mundo, inculcando la cultura letrada y científica.
Los museos dejaron de ser “gabinetes de curiosidades” privados y se transformaron en instituciones al servicio de la educación
masiva. A finales del siglo XIX, muchas escuelas organizaban visitas periódicas a museos de historia natural y ciencias, reforzando
la enseñanza práctica de la biología, geología y física. En 1901 la UNESCO ya recomendaba conservar el patrimonio científico
en colecciones abiertas al público.
La cultura de demostración contribuyó a popularizar conceptos complejos: las charlas de Faraday inspiraron a científicos jóvenes,
mientras que las exposiciones universales permitieron a millones ver en funcionamiento máquinas de vapor, generadores eléctricos
y modelos anatómicos de cuerpo humano. Se generó un imaginario colectivo alentado por la idea de progreso continuo.
Durante el siglo XX, la radio, el cine documental y la televisión ampliaron la “musealización” del conocimiento: programas
como Science in Action (1940–1960, BBC) o el ciclo Ciencia y Humanismo (1956–1966, TVE) llevaron experimentos
y entrevistas con científicos a millones de hogares.
Retos contemporáneos y perspectivas futuras
En la actualidad, enciclopedias digitales colaborativas como Wikipedia cuentan con
millones de artículos en más de 300 idiomas. La actualización en tiempo real y la participación abierta plantean desafíos de
fiabilidad y control de calidad, pero también permiten incluir rápidamente descubrimientos como la detección de ondas
gravitacionales (2015) o la secuenciación del genoma del SARS-CoV-2 (2020).
Los museos de ciencia han incorporado tecnología inmersiva: realidad virtual para explorar el fondo marino, simuladores de
terremotos y laboratorios interactivos para niños. El Science Museum de Londres recibió 4,6 millones de visitantes en
2019, y el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia supera el millón de entradas anuales.
Las demostraciones públicas se extienden hoy a ferias tecnológicas como el Consumer Electronics Show de Las Vegas, donde
se presentan prototipos de vehículos autónomos, robótica de última generación y avances en inteligencia artificial. En paralelo,
YouTube y plataformas de streaming han ganado protagonismo: canales como Veritasium o TED-Ed superan los
cinco millones de suscriptores, combinando espectáculo y didáctica.
Conclusiones
Enciclopedias, museos y cultura de demostración han sido ejes fundamentales en la difusión del conocimiento científico.
Desde las compilaciones impresas del siglo XVIII hasta las plataformas digitales del XXI, pasando por las vitrinas de
fósiles y las exposiciones de alta tecnología, cada formato ha contribuido a modelar la percepción pública de la ciencia.
Al promover la divulgación, la educación y el espectáculo, estas instituciones han permitido que generaciones enteras comprendan
mejor el mundo natural y sus mecanismos. Frente a los retos actuales de desinformación y brechas digitales, resulta esencial
fortalecer redes colaborativas, asegurar la calidad de los contenidos y mantener vivas las formas de demostración que,
históricamente, han encendido la curiosidad científica en audiencias de todo el planeta.
Profundizando sobre el punto 11.1 Enciclopedias, museos y cultura de demostración
Libros recomendados para ampliar conocimiento sobre este tema:
11.1 Enciclopedias, museos y cultura de demostración de la historia universal de la ciencia
Enciclopedias
- Encyclopedia of the History of Science, Technology, and Medicine in Non-Western Cultures (Helaine Selin, ed., 1997) – Amplia cobertura de saberes científicos en contextos extraeuropeos.
- The Oxford Illustrated History of Science (Iwan Rhys Morus, 2016) – Recorrido visual y narrativo por los hitos de la ciencia global.
- The Cambridge History of Science (vols. 1-8, eds. Peter Dear et al., 2003-2020) – Análisis detallado de la evolución del conocimiento científico en múltiples disciplinas.
Museos
- Science Museums in Transition: Cultures of Display, Participation and Emerging Publics (Sandra Knell, Yolande Hodson Ben Jones, 2017) – Estudio de nuevas formas de exhibición y públicos en museos de ciencia.
- Museums, Knowledge and the Politics of Public Culture (Tony Bennett, 1995) – Reflexión sobre el papel político y social de los museos en la configuración del saber.
- Museum Materialities: Objects, Engagements, Interpretations (ed. Sandra H. Dudley, 2010) – Ensayos sobre la relación entre objetos científicos, visitantes y contexto cultural.
Cultura de demostración
- The Culture of Demonstration: Experiments, Instruments, and Knowledge in 18th- and 19th-Century Europe (ed. Andrew Ede Lesley B. Cormack, 2007) – Colección de estudios sobre prácticas experimentales y su difusión pública.
- Science in the Marketplace: Nineteenth-Century Sites and Experiences (Edited by A.W.F. Edwards, Michael S. Mahoney Stephen Toulmin, 1987) – Análisis de ferias, exposiciones y salones científicos.
- Experiments, Demonstrations and the Public Understanding of Science (Roger R. McLachlan, 1982) – Investigación pionera sobre el impacto de las demostraciones en público.
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