33.1 De los modelos geocéntricos al heliocentrismo

Modelos Geocéntricos en la Antigüedad Clásica

Desde los albores de la civilización, las culturas antiguas intentaron comprender el movimiento de los astros. Hacia el III milenio a.C., los babilonios ya elaboraban tablas astronómicas para predecir eclipses y conjunciones planetarias. Sin embargo, fue en la Grecia clásica donde se sistematizó el primer gran modelo geocéntrico.

  • Platonismo (siglo IV a.C.): Platón (427–347 a.C.) propuso que los cuerpos celestes describen círculos perfectos, reflejando un cosmos armonioso. Su obra “Timeo” defendía la centralidad de la Tierra y los movimientos circulares uniformes.
  • Sistema de Eudoxo (c. 350 a.C.): Eudoxo de Cnido (c. 390–337 a.C.) diseñó un modelo con 27 esferas concéntricas para explicar retrogradaciones y variaciones de brillo planetario, intentando conciliar observación y perfección geométrica.
  • Aristóteles (384–322 a.C.): En su obra “Sobre el cielo”, Aristóteles estableció un universo finito de esferas cristalinas concéntricas, en cuyo centro se situaba la Tierra inmóvil. Distinguió el mundo sublunar, sujeto a cambio, del supralunar, inmutable y perfecto.

Este paradigma geocéntrico perduró más de quince siglos, asentado en la autoridad aristotélica y en el interés religioso de ubicar al ser humano en el centro de la Creación.

El Almagesto de Claudio Ptolomeo

En el siglo II d.C., Claudio Ptolomeo (c. 100–170) recopiló y refinó conocimientos astronómicos en su obra capital “Almagesto” (150 d.C.). Sus aportaciones clave fueron:

  1. Epiciclos y deferentes para explicar los movimientos retrógrados de Venus, Marte, Júpiter y Saturno.
  2. El equante, un punto imaginario que permitió ajustar las irregularidades observadas, aunque contradecía la noción de movimiento circular uniforme respecto al centro de deferente.
  3. Tablas astronómicas (Tablas Handy, Tablas Ptolemaicas) que sirvieron de referencia hasta la Edad Media.

El modelo ptolemaico alcanzó gran precisión en predicciones a corto plazo y se consolidó como cosmovisión oficial en el mundo grecorromano y, posteriormente, en la Europa medieval.

Desarrollo en la Edad Media Islámica y Europa Occidental

Durante la Edad Media, la astronomía grecorromana llegó al mundo islámico, donde fue traducida al árabe y enriquecida con observaciones propias.

  • Al-Battani (858–929): Refinó el valor de la longitud del año solar (365 días, 5 h, 46 min, 24 s) y mejoró los métodos trigonométricos.
  • Násir al-Din al-Tusi (1201–1274): Inventó el “Tusi couple”, un mecanismo geométrico capaz de generar movimiento lineal a partir de dos movimientos circulares, utilizado para reemplazar el equante.
  • Ibn al-Shatir (1304–1375): En Damasco construyó un modelo geocéntrico sin equantes, anticipando soluciones geométricas que luego se encontrarían en Copérnico.

Estas aportaciones, traducidas al latín entre los siglos XII y XIII, fueron fundamento de la “revolución” astronómica posterior en Europa Occidental.

Revolución Copernicana (1543)

En 1543, Nicolás Copérnico (1473–1543) publicó “De revolutionibus orbium coelestium”. Sus propuestas principales:

  1. Heliocentrismo: el Sol ocupa el centro del universo conocido, la Tierra es un planeta más que gira sobre sí misma diariamente y completa su órbita anual alrededor del Sol.
  2. Movimientos circulares uniformes: mantuvo la idea de esferas y epiciclos, pero distribuidos con el Sol en el centro.
  3. Reordenamiento de los planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno (Urano y Neptuno aún no habían sido descubiertos).

Con esta hipótesis, Copérnico explicó de forma más sencilla la retrogradación planetaria y eliminó la necesidad de equantes. Aun así, su modelo no ofrecía gran ventaja predictiva sobre el de Ptolomeo debido al mantenimiento de círculos perfectos y epiciclos.

Reacción y difusión

Aunque inicialmente recibió escasa oposición directa desde la Iglesia, la obra copernicana circuló en ámbitos académicos y monásticos. En 1616 la Inquisición declaró el heliocentrismo “falso y formalmente herético”, limitando su enseñanza, aunque sin impedir la publicación de nuevos trabajos basados en observaciones.

Contribuciones de Tycho Brahe y Johannes Kepler

La transición entre geocentrismo y heliocentrismo no fue instantánea. En el siglo XVI surgieron modelos intermedios y mejoras observacionales clave.

  • Tycho Brahe (1546–1601): Instaló el observatorio de Uraniborg en la isla de Hven (1576). Con instrumentos sin telescopio, alcanzó una precisión de ±1 minuto de arco. Propuso un modelo “geohelíocéntrico” (1573) donde la Tierra permanece inmóvil, el Sol y la Luna giran alrededor de la Tierra y los demás planetas orbitan el Sol.
  • Johannes Kepler (1571–1630): Discípulo de Brahe, heredó sus datos. Publicó en 1609 las “Tabulae Rudolphinae” y las “Leyes del Movimiento Planetario”:
    1. Primera ley (1609): Los planetas describen órbitas elípticas con el Sol en uno de los focos.
    2. Segunda ley (1609): El radio vector barre áreas iguales en tiempos iguales (ley de las áreas).
    3. Tercera ley (1619): El cuadrado del período orbital (T²) es proporcional al cubo del semieje mayor de la elipse (a³), es decir, T²∝a³.

Estas leyes llevaron al abandono definitivo de los círculos y epiciclos, revolucionando la astronomía al describir movimientos planetarios con sencillez matemática.

Evidencia Observacional: Galileo Galilei

En 1609, Galileo Galilei (1564–1642) utiliza el telescopio para observar el cielo, confirmando el heliocentrismo con hallazgos decisivos:

  • Montañas y cráteres en la Luna (1610): Contradicen la idea de cuerpos celestes perfectos e incorruptibles.
  • Fases de Venus (1610): Similar a las fases de la Luna solo explicables con un modelo en que Venus orbita alrededor del Sol.
  • Satélites de Júpiter (1610): Descubrimiento de Io, Europa, Ganimedes y Calisto (satélites mediceos), mostrando que no todo gira alrededor de la Tierra.
  • Manchas solares (1612): Observación de manchas que se desplazan y cambian, demostrando la rotación solar y variabilidad de la superficie del Sol.

Estos datos empíricos apoyaron el modelo copernicano y minaron la autoridad del geocentrismo ptolemaico. Galileo publicó sus resultados en obras como “Sidereus Nuncius” (1610) y “Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo” (1632).

Consolidación: Newton y la Ley de la Gravitación Universal

El salto definitivo para explicar por qué los planetas giran alrededor del Sol ocurrió con Isaac Newton (1643–1727). En 1687 publicó los “Principia Mathematica” donde expone:

  1. Primera Ley (inercia): Un cuerpo continúa en reposo o movimiento rectilíneo uniforme a menos que una fuerza actúe sobre él.
  2. Segunda Ley (F = m·a): La aceleración de un objeto es proporcional a la fuerza neta que actúa sobre él e inversamente proporcional a su masa.
  3. Tercera Ley (acción y reacción): Para cada acción existe una reacción igual y opuesta.
  4. Ley de la Gravitación Universal: Dos cuerpos se atraen con una fuerza F = G·(m₁·m₂)/r², donde G es la constante gravitatoria, m₁ y m₂ las masas y r la distancia entre sus centros.

Newton demostró que, aplicando esta ley, las trayectorias elípticas de Kepler surgen de manera natural al resolverse las ecuaciones del movimiento bajo una fuerza inversa al cuadrado de la distancia. Así, se estableció un modelo unificado y mecanicista del universo.

Impacto a largo plazo

La mecánica newtoniana permaneció como paradigma hasta finales del siglo XIX. Posteriormente, la relatividad de Einstein (1915) modificó la comprensión de la gravedad, pero sin desplazar la centralidad del Sol dentro del Sistema Solar.

Tabla cronológica de hitos clave

c. 350 a.C. Modelo de esferas concéntricas de Eudoxo.
150 d.C. Publicación del “Almagesto” de Ptolomeo.
1247 Invención del Tusi couple por al-Tusi.
1543 “De revolutionibus” de Copérnico.
1576–1597 Observaciones de Tycho Brahe en Uraniborg.
1609 Formulación de las dos primeras leyes de Kepler y observaciones de Galileo.
1619 Tercera ley de Kepler.
1687 Publicación de los “Principia” de Newton.

Profundizando sobre el punto 33.1 De los modelos geocéntricos al heliocentrismo

Libros recomendados para ampliar conocimiento sobre este tema:

Libros recomendados: De los modelos geocéntricos al heliocentrismo

Fuentes primarias y clásicas

  • Nicolás Copérnico, De revolutionibus orbium coelestium (1543). Edición en latín con traducción al español.
  • Johannes Kepler, Astronomia Nova (1609) y Harmonice Mundi (1619). Obras clave sobre órbitas planetarias y armonía cósmica.
  • Galileo Galilei, Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo (1632). Traducción al español con notas críticas.

Estudios y monografías

  • Thomas S. Kuhn, La revolución copernicana, Siglo XXI (sigloxxieditores.com), 1982. Análisis paradigmático del cambio de modelo astronómico.
  • Arthur Koestler, Los sonámbulos: historia de las peregrinaciones de la razón, Crítica (planetadelibros.com), 2003. Narración amena de los debates astronómicos del Renacimiento.
  • Owen Gingerich, The Book Nobody Read, Walker Books, 2004. Estudio del impacto de De revolutionibus en la ciencia moderna.
  • Edward Rosen, Copernicus and His Successors, Hambledon Press, 1995. Panorama histórico del legado copernicano.
  • Robert S. Westman, The Copernican Achievement, University of California Press, 1975. Investigación académica sobre la recepción del heliocentrismo.

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