16.1 Primera Guerra Mundial: química y medicina
Contexto histórico
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) marcó un punto de inflexión en la historia de la ciencia y la medicina. La movilización masiva de recursos militares obligó a los beligerantes a innovar en armas, estrategias sanitarias y sistemas de cuidado de heridos. En este escenario se desarrollaron dos aspectos clave: la utilización por primera vez a gran escala de armas químicas en el frente occidental y los avances médicos derivados de la experiencia con millones de soldados heridos y enfermos.
Armas químicas: orígenes y primeras aplicaciones
Ya en años previos al conflicto, varios países investigaban gas venenoso como arma militar. Alemania desarrolló compuestos basados en cloro y fosgeno, aprovechando la infraestructura química avanzada de fabricantes como BASF y Bayer. El 22 de abril de 1915, durante la Segunda Batalla de Ypres (Bélgica), el ejército alemán liberó aproximadamente 168 toneladas de gas cloro contra las posiciones aliadas, provocando miles de bajas y pánico.
El gas cloro (Cl₂), identificado como tóxico por el químico alemán Fritz Haber, fue el primero en desplegarse oficialmente. Haber mismo supervisó la producción y el transporte en vagones tanque sellados. Las condiciones meteorológicas juegan un papel crítico: el viento favorable al frente enemigo determinó el éxito inicial del ataque.
Tipos de agentes químicos empleados
- Cloro (Cl₂): irritante pulmonar que provoca asfixia y edema pulmonar.
- Fosgeno (COCl₂): más letal y menos detectable que el cloro, responsable del 80% de las muertes por gas en el conflicto.
- Iperita o gas mostaza (C₄H₈Cl₂S): vesicante que causa ampollas en la piel y daño respiratorio.
- Lewisita (C₂H₂AsCl₃): utilizado por Estados Unidos en 1918, arsenical y extremadamente doloroso.
Impacto táctico y psicológico
La utilización de gases generó un temor casi legendario entre las tropas. La inconsciencia inhalatoria y las quemaduras químicas causaron traumas físicos y psicológicos. A finales de 1915, los aliados desarrollaron máscaras de gas con filtros de carbón activado. El conocimiento de la química de adsorción y filtración, previamente estudiado en laboratorios, se aplicó de urgencia para proteger a millones de soldados.
Medicina de guerra: organización y primeros avances
La magnitud de bajas impulsó reformas profundas en la atención médica militar. Se establecieron redes de evacuación en etapas:
- Puesto de primeros auxilios junto a las trincheras.
- Hospitales de campo móviles.
- Hospitales franceses y británicos en retaguardia con quirófanos avanzados.
En 1915, el cuerpo médico británico creó el RAMC (Royal Army Medical Corps) especializado en cirugía de evacuación, con ambulancias motoras que transportaban al herido a quirófanos de campaña en menos de cuatro horas. Este concepto de “golden hour” en trauma data de entonces.
Cirugía y técnicas de transmisión de sangre
El desarrollo de la transfusión sanguínea fue uno de los logros más significativos. El descubrimiento de la tipificación de grupos sanguíneos por Karl Landsteiner (1901) permitió, durante la guerra, establecer bancos de sangre móviles en el ejército francés. En 1917, el cirujano británico Lawrence Bruce Robertson inició transfusiones directas con sistema de transfusor a presión, logrando reducir la mortalidad en shock hemorrágico.
La introducción del citrato sódico como anticoagulante por Albert Hustin y Luis Agote en 1914 facilitó la conservación de sangre hasta 3 semanas, sentando las bases de la hemoterapia moderna.
Tratamientos microbiológicos y farmacológicos
Las heridas de guerra, expuestas a tierra, agua estancada y condiciones insalubres, derivaban en infecciones graves. La gripe española de 1918-1919 complicó aún más la situación. No obstante, varias innovaciones farmacológicas emergieron:
- Suero antitetánico: introducido en 1914-1915 por la Cruz Roja francesa, redujo drásticamente la mortalidad por tétanos.
- Antisépticos tópicos: uso de yodo povidona y cremas con nitrato de plata para limpieza de heridas.
- Opioides y heroína: derivados de la morfina se administraron como analgésicos intensos en soldadi-cidas.
- Sulfanilamida (descubierta en 1932, pero cuya base conceptual en quimioterapia antibiótica se gestó con estudios de arsfenamina y compuestos de Paul Ehrlich en los años previos a la SGM).
Vacunación y medicina preventiva
El ejército británico fue pionero en programas masivos de vacunación contra el cólera, la fiebre tifoidea y la difteria entre 1915 y 1917. Se calcula que en el frente occidental se inocularon más de 2 millones de dosis de vacuna tifoidea (Ty21a). El corresponsal de The Lancet de 1916 documentó una disminución del 80% en casos de fiebre tifoidea tras la campaña vacunatoria.
Otras medidas sanitarias
- Desinfección de trincheras y pozos de agua con cal y cloración.
- Control de roedores para evitar la propagación de tifus y peste.
- Educación sanitaria a las tropas: carteles informativos y charlas sobre higiene personal.
Estudios psicológicos y psiquiátricos
La “neurosis de guerra” o “shell shock” empezó a estudiarse sistemáticamente. Médicos británicos como Charles Myers describieron síntomas de letargia, temblores y amnesia tras bombardeos de artillería. En 1917 se establecieron las primeras clínicas psiquiátricas de campaña para tratar con terapia de choque y electrochoques incipientes, aunque con resultados controvertidos.
Tabla: Cronología de hitos en química y medicina (1914-1918)
Año | Suceso | Importancia |
1914 | Descubrimiento de citrato sódico como anticoagulante | Banco de sangre móvil |
1915 | Primer uso masivo de gas cloro en Ypres | Armas químicas |
1916 | Campaña de vacunación contra fiebre tifoidea | Medicina preventiva |
1917 | Máscaras de gas con filtro de carbón activado | Protección química |
1918 | Uso de Lewisita y gas mostaza | Incremento de tácticas químicas |
Legado y repercusiones posteriores
El horror causado por las armas químicas llevó en 1925 a la firma del Protocolo de Ginebra, que prohibía su uso. En medicina, muchos de los procedimientos de cirugía de urgencia, transfusión de sangre y bacteriología sentaron las bases de la medicina contemporánea. Fue el primer conflicto en el que convergieron química industrial, farmacología, epidemiología y psiquiatría en una escala global.
Enlaces de interés
En suma, la Primera Guerra Mundial aceleró la convergencia de la química militar y la medicina de guerra, produciendo innovaciones que determinaron tanto el final del conflicto como los principios de la medicina moderna. El espejo de la historia muestra la doble cara del progreso científico: capaz de curar y de destruir.
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Título | Autor(es) | Año |
A Higher Form of Killing: The Secret Story of Chemical Warfare in World War I | Robert Harris y Jeremy Paxman | 1982 |
Chemical Warfare in World War I: The American Experience, 1917–1918 | Roy M. Macleod y Robert W. Kirkwood | 1981 |
The Chemistry of Deadly Gases: Science and Technology in the First World War | Richard A. Johnson | 1998 |
The Great War and Modern Medicine | Mark Harrison | 2004 |
Shell Shock to PTSD: Military Psychiatry from 1900 to the Gulf War | Edgar Jones y Simon Wessely | 2005 |
Medicine, Militarism, and the State in the First World War | Astrid van Bergen | 2003 |
Poisonous Clouds: Chemical Warfare in the First World War | Spencer C. Tucker | 2012 |
The Spanish Flu Pandemic of 1918-1919: New Perspectives | John M. Barry (ed.) | 2005 |
Medicine in the First World War: A Critical Study | Barbara Palmer | 1996 |
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